Amor
Solo la voz, la piel, la superficiepulida de las cosas.
Basta. No quiere más la oreja, que su cuencorebalsaría y la mano ya no alcanzaa tocar mas allá.
Distraída, resbala, acariciandoy lentamente sabe del contorno.
Se retira saciada,sin advertir el ulular inútilde la cautividad de las entrañasni el ímpetu del cuajo de la sangreque embiste la compuerta del borbotón, ni el nudoya para siempre ciego del sollozo.
El que se va se lleva su memoria,su modo de ser río, de ser aire,de ser adiós y nunca.
Hasta que un día otro lo para, lo detieney lo reduce a voz, a piel, a superficieofrecida, entregada, mientras dentro de síla oculta soledad aguarda y tiembla
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